lunes, 31 de marzo de 2014

Algo suave que atrapar.

Se sucedían sin más los días y las noches,
en ellas muchos me han acompañado,
algunos llenos de halagos, otros de reproches,
el caso es que siempre he continuado.

Algo parecía que había llegado,
el punto en que veía como todo eran derroches,
que el mundo iba a la deriva, por un lado,
y yo gritaba a oscuras en mis trasnoches.

La vida no cambiaba su curso, os lo juro,
era fácil sobrevivir cuando llevas un cigarrillo de más
cuando a tu alrededor nada es puro,
y entonces tú tampoco tienes que serlo, como los demás.

¡Pero! ¡Ha llegado un pero!
Y no quiero decir que lo mío no sea bueno,
solo que a veces me desespero,
y me ha encantado que a mi soledad le pongan freno.

Amanece, o eso parece, y el horizonte
se crece y se engrandece, hoy no perece.

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