martes, 27 de septiembre de 2016

¡Un cuento!

Es hora de escribir un cuento, porque necesito buscar una burbuja de aire.

Todo empezó cuando la princesa abrió los ojos y se encontró frente a frente con un pájaro que la observaba cabeza abajo. El pájaro, un enorme cuervo, tenía los ojos amarillos, y cada una de sus plumas negras como el carbón exudaba malicia. La princesa, asustada, intentó zafarse y gritar, pero las garras del cuervo le agarraron su melena dorada arañándole la cara, de la que salía tímidas gotas de sangre. El  negro cuervo alzó la negra cabeza mientras emitía un espantoso graznido, que sonaba como aunado por todas las voces de los demonios, y se volvió una vez más para mirarla con aquella mirada enigmática y llena de inteligencia. La princesa de labios hinchados como cerezas intentó chillar de nuevo, pero esta vez, no le salió la voz; el cuervo se la había tragado. 
        Como sonriendo, el cuervo le pegó un picotazo en la mejilla, bajo el ojo izquierdo, desgarrándole la cara mientras ella volvía intentar hacer algún ruido con esa garganta ahora marchita, y el negro cuervo, cargado con su carne y chorreándole sangre por las plumas, echó a volar, huyendo por la ventana. 


Solo tenemos el ahora, solamente.

https://www.youtube.com/watch?v=-aaK2_8Vj3Q

Desde esta punta del mundo no sé
si escuchas que le grito tu nombre a la Luna
echo de menos la cuna de tu cuerpo y tal vez,
si me rompo suficiente encuentres la ruta
hecha de lágrima y piel.

¡Vuelve conmigo! ¡Vuelve conmigo otra vez!
Que mi corazón se ha salido a buscarte y me encuentro aquí sola de pie
y desnuda queriendo tu besos,
y desnuda queriendo tu hiel.
¡Vuelve conmigo otra vez!


martes, 20 de septiembre de 2016

DD - Y me digo, ¿para qué quiero un tú cuando ya tengo una yo libre?

Mi mente reitera asolada
que si no de ese sitio de dónde:
¡de mi fortaleza eres conde!
aunque yo ese lugar creara.

Pero yo ya no soy soberana,
más bien una fugada que se esconde
y que solo quiere volver a casa;

más bien a quien no responden,
cuando alza su mirada amada.

Limada, cotejada y taimada,
ahora, sin ti,
yo ya no soy soberana.

¿Pero para qué quedarme en nada?
¿para qué permanecer machacada?
Por inmensidades que yo ahonde,
eres tú quien no corresponde,
y yo tengo instrumentos: para crear otras alas.

sábado, 17 de septiembre de 2016

El estúpido resguardo de los que van hasta el final

Guardaré algunas fotos, guardaré
para cuando ya no te quiera
ni tampoco de odie, y piense
''¡qué tonta era! Con la suerte que me abriga...''

Rendirse es de cobardes,
rendirse es de aquellos catedráticos de la vida
que se toman todo tan en serio como si fuese real:
¡cómo si no se tuviesen que morir de emociones!
Aquellos que se rinden vivirán,
vivirán sin la esencia, sin haber vivido,
sin este egoísmo altivo  del poeta.

Aquellos que se rinden morirán,
y yo viviré

  tres millones

de trillones
             
            de estrellas.