martes, 15 de diciembre de 2015

Querido cariño, he soñado contigo

Querido cariño, hoy me he saltado clase para dormir un poco más y mi subconsciente me lo ha recompensado teniendo un lifetime dream, que no sé si se llaman así pero me apetece llamarlo así.
       Todo comenzaba con que yo era una joven rica, guapa y dotada, propia de la literatura inglesa del siglo XVIII o XIX. Los recuerdos de mis locas vivencias seguían siendo los mismos que en la actualidad; simplemente, adaptados a esa otra época. Y bueno, en realidad había un detalle que cambiaba: me iba a casar con el hombre más rico, más bajito y más feo que una imaginación ha dado. ¿Por qué? Porque a mi padre le parecía bien y estábamos en el siglo XVIII, nenas.
       Total, que me iba a casar con esta especie de gárgola viva que me llevaba a todos los lugares concurridos que se le ocurrieran para mostrarme. Y así fue como en una convención de no-me-acuerdo-qué conocí a este otro hombre, que no era nadie importante con un estatus social flipante, que va: era un criado de otro de los mandamases con los que mi prometido (¡qué palabra tan fea hablando de él!) se juntaba. Estando todos en el salón para hombres, y aburrida yo del resto de mujeres (en realidad tenía hambre, siempre tengo hambre y estaba buscando las cocinas no nos engañemos) me puse a vagabundear sin rumbo fijo (mentira) cuando me encontré que en uno de los stands que ahora todos los hombres habían abandonado, estaba ocupado por un muchacho agachado que revolvía entre las cosas. Dudé un poco, pero al final le saludé. Su sobresalto fue adorable. Y, con esos ojos de bambi, al insistirle, me contó que simplemente quería conocer más cosas sobre cómo funcionaba no sé qué aparato. ¡Qué curiosidad tenía por conocer cosas! Supongo que eso me desarmó. Y el resto no es muy difícil de imaginar. Supongo que desde el principio los dos lo sabíamos, que esto era una locura. Pero, ¡eh!, una locura inevitable.
       Un día, en esa misma convención, nos fuimos a pasear, furtivos, por el bosque mágico que los rayos de luna hacían aún más especial, mientras los hombres fumaban puros y hablaban de temas trascendentales en su reservado. Y ahí, él y yo, de verdad que hablamos temas trascendentales: primero maravillándonos con todo lo que había en cada una de nuestras cabecitas, y después marcando sonetos con nuestros cuerpos. Y vaya sonetos.
       Pero al día siguiente la tristeza me embargaba de arriba abajo. No me preguntéis por qué mi mente cree posible que esto puede pasar en aquella época, pero él me regaló un juego que había hecho por medio de hologramas sobre amantes, huidas, y corazones encontrados. Por desgracia, mi prometido lo vio y, aunque él conocía que yo siempre estaba jugando con hologramas (Sí. Vale. Ok. Realidad y contexto crónico a tomar por culo.) sospechó. Y no sé cuáles fueron sus exactas palabras para hacerme daño, solo me enseñó un corazoncito de metal de mi caja de recuerdos, mostrándome que ya había hecho daño a otros antes y que más me valía ser precavida y buena chica. Por supuesto, lo decía por él mismo, pero con quien se me encogió el corazón de verdad fue al pensar en el otro muchacho. ¿Y si yo le hacía daño, por adorarme tanto como me adoraba?
       Pasé el día acongojada, con los ojos llorosos, con mi futuro marido exuberante porque pensaba que sus palabras habían hecho mella en mí de la forma correcta. Esa misma noche, cuando volvió a reunirse con su gente importante, yo acudí corriendo a ver a mi amante, mi amor. No le conté todavía nada de lo que sentía, porque en mi sueño tenía mucho sentido guardarse las cosas para adentro hasta haber tomado una decisión; pero dios, cómo le quería. Oh dios mío, sus besos me llevaban tan lejos.
       Y de forma súbita, abrieron nuestra puerta y entró tanto mi prometido como su amo. Y no fue violento. Solo recuerdo que mi prometido me miraba con suficiencia, el gerente con lujuria y mi amor con esos ojos tan bonitos llenos de miedo. Vale y aquí en el sueño pasó una cosa super extraña, porque osea yo penaba que me había despertado ya, osea, veía la pared de mi cuarto, pero seguía soñando; tenía una ansiedad horrible. No podía enfocar, ni respirar bien. ¡No podía enfocar, solo ver la pared de mi cuarto de verdad! Intentaba andar, con el pensamiento de que tenía que alejarme de mi amor para salvarle, pero era incapaz de moverme, y pedía ayuda porque quería salir de ese estado tan estresante. El horrible hombre enano con nariz de patata y sonrisa de ''el mundo es mío y puedo hacer lo que me dé la gana porque hagas lo que hagas al final irrevocablemente no podrás huir'' me tendió la mano. Y ahí me desmayé. Osea, como os lo cuento. Pensaba que estaba despierta porque estaba preocupada por la hora porque quería llegar a la reunión de los convenios internacionales sin tardanza, pero era una viejecita. Era una viejecita que había soñado con su pasado y que lo recordaba con amor. Recordó que ese día se había preguntado que cuál había sido su máxima para haber podido llegar a vivir tantos años de forma tan intensa y larga. ''Hay que dejarse morir. Hay que dejarse morir porque luego renaces con fuerzas y eres consciente de por qué quieres o no quieres luchar. Hay que dejarse morir y analizar todo lo que ha ido mal. Eres una persona nueva. Llena de heridas, pero nueva.'' Era evidente que yo ya no era la chica del corazón de metal, ni tenía por qué tener miedo.
























sábado, 12 de diciembre de 2015

Outstanding

Querida epicúrea:
tú que borraste
todo aspecto despectivo
de la palabra vividor;
que carpe diem fue tu máxima
y tu meta el amor;
que tu belleza marmórea se mantenga, cueste lo que cueste,
que solo verte ya es revitalizador.

Parecen mentira
el todo y la nada:
todo lo que te aportaron,
nada, sus pisadas.
Que, ¡locos ellos!,
te juzgaron y,
¡más locos aún!
se marcharon.

martes, 1 de diciembre de 2015

Querido diario:

Ni siquiera hubo reuniones familiares esta vez. Pero tampoco las esperaba demasiado, porque ya llevaba un tiempo sin ir al colegio. Mis padres vinieron a mi cuarto, donde estaba cantando, para sacar de debajo la maletita que llevaba hecha ya cierto tiempo. No me sorprendió; solo me atrevía a recordar las últimas comidas de estos meses, en las que mi padre solo era capaz de hablar cabreado esperando a que algún gobierno diera una respuesta legal para poder huir. Simplemente, los militares llegaron a esta zona antes que esa respuesta.
Y por eso estoy aquí, tan aburrida que me he puesto a escribir cuando hacía como mil años que no lo hacía. Esto sentada en una mochila, que a la vez está sentada en un sucio y frío barquito camino de Lesbos. Llevo encima unas diez capas de ropa y un chaleco que no inspira mucha confianza pero que nos vendieron caro en la frontera y aún así me castañean los dientes. Viajo con mi padre y mi madre y, aproximadamente, unas trescientas personas más que no conozco. El bote está repleto hasta la saciedad, y he conocido a una chica de mi edad, aunque no habla mucho  casi siempre está llorando porque su familia solo tenía dinero para ella y su tío. Ahora mismo la escucho dormir, y sé por cómo se mueve y jadea, que está teniendo pesadillas. A veces me planteo despertarla, pero supongo que haya lo que haya en sus sueños, tendrá más posibilidades de vencerlo ahí dentro que aquí fuera. Según me dijeron durante el desayuno, lo más probable es que hoy avistemos la ''tierra prometida''.

Querido diario:
Llevo mucho tiempo sin escribirte, pero un chico que conozco de la Fundación me ha dicho que me ayudará. Pero no tengo ni la más mísera idea de cómo empezar. ¿Cómo voy a empezar? ¿Cómo cojones se cree ese gilipollas de Pablo que voy a empezar? En fin.
El día antes de decidir montar en el barco, mi madre preparó cuscus de cordero porque era una mujer muy valiente cuya máxima era que la vida no tenía sentido si no se podía comer como Dios manda. Al olerlo cuando volvió de trabajar, mi padre sonrió como hacía no mucho.
Pero nos montamos en ese barco. Y vimos la costa. Estábamos casi pisando la playa, por Dios. Ese fue el problema. Todas las familias nos apelotonamos para atisbar de una vez esa Europa perfecta. El bote volcó. Los socorristas acudieron en seguida, pero ellos eran pocos y nosotros demasiados, y demasiado vestidos. Sentía cómo me hundía, cómo las olas me llevaban de un lado a otro como jugando con una muñeca desmadejada. No pude evitar que el agua entrase en mi boca, en mis pulmones. Y quemaba con su sal. Lloraba de impotencia porque sabía que iba a morir.
Me desperté en la arena viéndolo todo sin ningún color, como si todo estuviese desvaído. A mi alrededor había muchísimas personas más, también tratando de recuperar el conocimiento. En cuanto vio que podía hablar, el socorrista volvió corriendo al agua a seguir intentando rescatar gente. En el agua todavía quedaban unas doscientas personas. En la arena no llegábamos a ser ni un tercio de los que estábamos en el bote.
Busqué a mis padres sobre la arena con la mirada. Mi corazón latía muy rápido ahora. Empecé a gritar sus nombres mientras me levantaba para encontrarlos. Corrí en todas direcciones mientras los socorristas seguían sacando personas. Al fin vi sus ropas en el agua, muy alejados el uno del otro y, como la mayoría de los que quedaban en el mar: bocabajo.
¿Quién merece nada de esto?


martes, 24 de noviembre de 2015

~Me encantaría tener acuarelas~

Me encantaría dibujar el desdibuje; colorear esa realidad que se funde con todo el resto del mundo mudo poco a poco.
Llegué por la noche al aeropuerto. Porque
hay ocasiones en las que dudo de si América tiene más de cincuenta años. Un sofá aparece en mi salón. Los lingüistas aporrean mi puerta pidiendo explicaciones y yo, callada, les sonrío de par en par.
           También mi corazón ha soltado los postigos y siento la necesidad de jurarlo. Tengo ganas de hacerle comprender a TODO EL MUNDO que somos verdaderamente importantes, así, subrayado. También siento la necesidad de que TODO EL MUNDO sepa que solo somos una especie con un intelecto un poco más enrevesado; que todo aquello que llamamos conciencia fue por casualidad.
También les conocí por casualidad.
Y si hubiera que nombrar a un Dios, proponer a la casualidad no suena tan a locura.
También les conocí por casualidad.
¿Por qué los idiotas creen que la felicidad es como el armiño?

jueves, 19 de noviembre de 2015

:

Te amaba aturdida;
agazapándome en las esquinas
de ideas de que adoraba
realmente lo que estaba siendo
y no todo lo demás.

Te amaba sin saberlo; sin
sentir en mi estómago mariposas
-con mil pájaros graznando-;
y con los ojos bien abiertos
para poder emborracharme de todo.

Te amaba, sin necesitarte
desesperadamente,
embobada, intensamente,
volando, sobre mi propia alma.
Con más bien poco sentido,
-con desconcierto.

Creabas la realidad, eso sí
que sabías concertarlo;
no la soñabas - tenías nostalgia
de lo no vivido. Eras un
hito, chico.

Buah, nunca habrá real certeza de que me dejases con hiel o miel en la boca.

P.D.: https://www.youtube.com/watch?v=4N91fkF8-Dc&list=PL0XMtd7xDdWqy1I0BID_KkNNwmWVmrLQ9

miércoles, 13 de mayo de 2015

Si la belleza viene de dentro... (o el Cuento Abstracto).

Así comienza la historia. Puede ser que hace miles de años en un lugar muy lejano, como también puede ser que no, Roween y Sherlyn se conocieran. Puede ser, como también puede ser que no, que Roween y Sherlyn se odiaran a primera vista; puede ser que se hubieran caído tan fuerte en el odio que no pudieran ver más allá de esa sensación que les ardía en el estómago. Si es que en aquel lugar tan lejano y hace tantos años tuviesen estómagos.
       Roween era una sensación; como también lo era Sherlyn. De primera nos puede resultar un poco chocante que las mismas sensaciones tuvieran sensaciones dentro de sí, pero el caso es que, lo queramos entender o no, así era. Roween era la sensación que imperaba en los aldeanos llamados ''Ferrios''. Este era un pueblo de corceles alados que se pasaba el día comiendo panochas y trabajando maltratados para y por los ''Gardos''. Los Gardos, esos osos gigantes capaces de pasar días enteros bajo el agua sin acabar ahogados, despreciaban profundamente a los Ferrios por llegar hasta las nubes en vez de pasar el día bajo el agua. Que se supiera, ninguno de aquellos estúpidos plúmeos había pasado (o había querido pasar) por el ritual de la amistad de los Gardos de luchar contra las Gracias Abismales bajo el Lago Melódeo.
      Cuando un Ferrio trotaba sobre una húmeda cúmulo nimbus a toda velocidad y sentía el aire agitar hasta sus más profundos deseos, cuando saltaban por el borde y esperaban unos momentos en el aire antes de abrir sus alas planeadoras, ahí era cuando Roween existía en toda su plenitud. Roween era la inercia que les peinaba y les sostenía. Roween era la fuerza que mantenía sus alas de acero en constante lucha contra el mundo. Roween les hacía libres. Y ellos eran adictos a la Libertad.
       Por otro lado, los Gardos pasaban las noches melodiándole a las Lunas, aullando a través de esas bocas anchas que soltaban sonidos muy parecidos a los que emitiría un saxofón perfectamente desafinado. Cantaban ,y sus cantos hacían que las estrellas titilasen el doble de rápido cuando el sonido era emocionante, como si bailasen excitadas; cuando algún joven Gardo era rechazado por su amada, lloraban de pena hasta los equits (clase de artrópodo muy parecida a los grillos terrestres) al escuchar sus desgarrados acordes. No puedo expresar lo hermoso que era cuando una manada de Gardos se arremolinaba en un río a tocar (o canturrear, o trinar, o saxofonear) mientras daban palmas que hacían saltar el agua en mil brillantes arco iris. Y cantaban sobre mil historias.
       Siempre fueron dos caras de una misma moneda: la pasión por seguir saltando y descubrir nuevos horizontes hermosos, y el arte vivo. Unos vivían en las nubes, y otros, en un suelo que no se creían. 
Pero claro, todo esto pudo no haber pasado.

martes, 10 de marzo de 2015

Review del disco Blood of the saints de Powerwolf

Hace unos días una gran amigo de esos de siempre me ofreció ser redactora en su página y me puso como prueba hacerle una review del disco que aparece en el título. Si me coge o no me coge lo sabré próximamente, pero la verdad es que igualmente le doy gracias por hacerme recordar lo bien que se siente escribir. En todo caso, aquí os la dejo por si os interesa. 

Blood of the saints – Powerwolf – Reseña de la preciosa Tany
Tracklist:
1.
"Opening: Agnus Dei"  
0:48
2.
"Sanctified With Dynamite"  
4:25
3.
"We Drink Your Blood"  
3:42
4.
"Murder at Midnight"  
4:47
5.
"All We Need Is Blood"  
3:38
6.
"Dead Boys Don't Cry"  
3:25
7.
"Son of a Wolf"  
3:59
8.
"Night of the Werewolves"  
4:30
9.
"Phantom of the Funeral"  
3:09
10.
"Die, Die, Crucified"  
3:00
11.
"Ira Sancti (When the Saints Are Going Wild)"  
6:25

Todo comienza con un redoble de tambores. Pelos de punta. Profundos coros de fondo. Algunos gritos escalofriantes. El órgano recrea una atmósfera eclesiástica llena de oscuridad, y de repente, de una forma  sutil, suave e intensa surge la voz de Attila Dorn, quien con su marcado acento pronuncia el credo con algunas repeticiones para añadir más dramatismo al entorno. Sin lugar a dudas la intro de este disco es tenebrosa, y cada vez que Falk Maria Schlegel pulsa una tecla nos sumergimos más y más ese ambiente de catedral del siglo XIII en una noche de luna llena. Por momentos se hace más potente y embriagante, hasta que los instrumentos cesan de sonar y la voz rasgada del cantante rumano proclama el título del disco: BLOOD OF THE SAINTS.
            De este modo se inicia el intrigante cuarto disco de la banda alemana Powerwolf, el cual vió la luz en el año 2011. La banda, clasificada como power metal alemán, nos muestra un disco impregnado del folklore clásico de terror: vampiros, hombres lobo… Con ese trasfondo de misa católica medieval que podemos observar en el órgano, los coros (¡que de hecho fueron grabados en una iglesia del siglo XIII!) las letras escritas en latín e inglés, Pawawalf nos transmite unas historias muy épicas mezclando conceptos satánicos, religiosos y mitológicos. A continuación os explico un poco más cómo suenan las canciones por si no le habéis echado un vistazo todavía.
Sanctified with dynamite, el primer tema propiamente dicho del disco, es un tema muy potente en el que todos los instrumentos están perfectamente cronometrados para hacer saltar mi corazón con el estribillo, que  suena bastantes veces a lo largo de la canción hasta convertirse en himno. Como digo, los coros, la impresionante voz de Attila, la batería inquebrantable de Roel y las imparables guitarras de los Greywolf se compenetran mucho y forman unos cambios de ritmo fantásticos. Esta canción, como el disco entero, está plagada de ‘hallelujas’ heréticos. El precioso solo acompaña perfectamente esta obra implicando más esos matices power metaleros de la banda. Y  como cierre una explosión con cristales.
We drink your blood, uno de sus temas más conocidos, comienza con unas infantiles campanitas algo malrolleras que dan paso a una explosión de fuertes guitarras acompañadas del órgano. La letra es hasta humorística si lo ves desde un punto de vista risueño: ‘’any tipe, any vein’’, ‘’human wine’’, ‘’the sanguine saints’’. A lo mejor solo me hace gracia a mí. En todo caso, esta canción continúa repitiéndose hasta que llega a un momento de éxtasis instrumental y coral que queda interrumpido por las mismas campanitas infantiles del principio. Vuelven a sonar las vigorosas guitarras y, tras otro estribillo, finaliza de golpe, pero siempre dejando con un buen sabor de boca.
Murder in the midnight, una pasada de canción en la que a veces suenan campanas que me hacen quitarme los cascos para asegurarme de que no suenan fuera, es un tema en el que observo principalmente la influencia de Iron Maiden, sobre todo en la época de Di’Anno, cuando se consigue ese sonido armónico que recrea un aura íntima de misterio al inicio. Las guitarras se aceleran a la par que se narra la resolución de un asesinato a medianoche. (Y, dios, Attila sigue teniendo esa preciosa voz potente y rasgada de la que estoy abusando de hablar). Tras algunos estribillos guiados por la calidad de los Greywolf aparece el solo, el que desprende muchísima energía y que termina fundiéndose con el aullido de un lobo. La canción continúa según los parámetros de repetición del resto del disco.
El siguiente temazo es All we need is blood. Comienza dando gran importancia a los coros creando una situación en la que el cantante principal exige una respuesta de otras voces, lo que se conoce como salmo responsorial. Tras este inicio épico hay un mínimo parón tras el que hacen su aparición todos los instrumentos a la vez. El estribillo se organiza con notas que se agudizan consecutivamente siguiendo una escala que finaliza con los rugidos exigentes de sangre. Es una bonita forma de escuchar cómo eres débil ante este ‘’ejército de Dios’’ que trabaja a medianoche alimentándose como sanguijuelas. Hay una parte muy bonita en la canción a partir del minuto 2:15 en el que los coros proclaman ‘’haemophili animus’’ que viene significando algo como ánimo hemofílico, osea, ganas de sangre. La canción termina con otro de esos estribillos pegadizos.
Dead boys don´t cry, una canción temáticamente fúnebre y con un estilo despampanante para los amantes del power comienza de nuevo con coros cantando en latín, lo que da paso al dinamismo de unas guitarras muy bien estructuradas y llenas de motivación.
Son of a wolf, indudablemente mi canción favorita del disco, empieza directamente con esas guitarras bonitas que se van acelerando y que cuando empieza la batería a tocar se vuelven hacia unos tonos bastantes rockeros. Attila apuesta por una voz más rasgada para el inicio. Esta canción tiene a mi parecer uno de los solos más flipantes de todo el disco, empezando con un éxtasis musical no muy rápido que  se va acelerando apasionadamente y nos termina de motivar justo antes de que Attila pronuncie dos últimos estribillos. Solo podría catalogar a esta canción de épica.
Night of the werewolves, que vuelve a recrear una escena de misterio con la guitarra del inicio, trata la temática de los creados a partir  de la semilla del lobo y del humano y de cómo nunca podrías salir ileso de entre sus garras. El solo mismo parece representar una persecución en la noche. Es una canción muy briosa y llena de energía sin lugar a dudas.
Phantom of the funeral, o cómo sale en spotify: Phanoton of the funeral, comienza con una unión de las voces e  instrumentos bastante rápida e inspiradora. Lo que más me gustaría resaltar es el sonido que aportan los Greywolf, cuyo efecto motivador no se reduce únicamente al precioso solazo de guitarra, si no que se extiende a lo largo de toda la canción.
Die, die, crucify, es un tema muy cortito que podría resumir perfectamente a Powerwolf: está marcada por los redobles de tambores, las guitarras infinitamente hermosas, la aparición del bonito teclado (que aunque no se escuche demasiado en esta ocasión tiene un papel tonal muy importante), los coros para enfatizar el ambiente y la poderosa voz cantante. Tiene  ese regusto oscuro que baña todas sus canciones y que hace tan especial a Powerwolf.
La canción con la que finaliza el disco, Ira Sancti (When the saints are going wild) es un tema  que me genera mucha intriga porque no consigo encontrar qué significa la letra escrita en latín más allá de la expresión lupus anima, ‘el alma del lobo’. Aparte de la letra, musicalmente es un tema grandioso en el que todos los instrumentos tienen su momento para sobresalir. Como en el resto del disco, la calidad del sonido es una maravilla auditiva.
Concluyendo la review solo me queda una única cosa que decir a los que todavía no lo han escuchado… ¿a qué estáis esperando?