lunes, 17 de febrero de 2014

Los títulos no son lo mío.

Pues eso, que hoy me aburría, no tenía ganas de estudiar, ni tenía nada que decir, pero me apetecía escribir algo, así que ahí va otro cuentecillo improvisado. I hope ya all enjoy it madarfacars or my orange juice will rape your mothers.

Érase una vez un vampiro que estaba harto de comer sangre baja en grasa.
Su tez blanquecina estaba más blanquecina que de costumbre.
Blanquecínamente ridícula. O ridículamente blanquecina.
Estaba más blanco que la luna reflejada en los ojos de sus víctimas cuando salía a cazar.

Sus delgadas extremidades, estaban inmensamente más delgadas que de costumbre.
Diminutamente delgadas. Delgadísimamente diminutas.
Estaba tan delgado, que todo él era una pequeñez, y ya las víctimas no le tomaban en serio.

Su cuerpo sin fuerzas, ya no le podía sostener como de costumbre.
Extravagantemente encorvado. Encorvadísimamente extravagante.
Estaba más encorvado que el cuello de aquel cisne, mascota de una de sus víctimas.

El vampiro estaba harto de comer sangre baja en grasa.. Estaba empezando a odiar que a la gente que solo se alimentaba de transparentes finas lonchas de pavo a la espera de ser tan magros como esa fina loncha de pavo.
Así que se mudó a Norteamérica.

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