miércoles, 7 de diciembre de 2016

La cara oculta de la materia

Por mí mente rondó momentáneamente la idea de qué pensarían al vernos los viandantes que cruzaban la calle presurosos frente a nosotros. A mí, con mi siempre -quizás no tan siempre- impoluta camisa negra cuyo alzacuellos en este momento se hallaba manchado de una cohesión curiosa entre sangre y barro; y a ella, una chica punk con media cabeza rapada a la que le sacaría aparentemente unos cuarenta y cinco años y cuyos ojos pintados le conferían cierta apariencia de un oso panda.
Melodramáticamente, casi de forma poética, su segundo nombre era Dolores, que en su caso bien habría podido sustituirse por Depresión. También melodramáticamente, y casi de forma poética, su primer nombre era María, Mar, y justo ahora mismo me estaba hablando del océano.

-Sí, tío, bueno, esto, Padre, -vaciló mirando hastiada a la carretera-. Yo no creo en Dios. Pero eso no significa ni que no tenga moral ni que no crea en que hay algo.

Se me escapó sin poder contenerlo un diminuto suspiro: muchas niñas de quince años me habían venido a mí con eso de que no necesitas que te tracen un camino para saber qué hacer en momentos de presión, y a los años habían regresado como el hijo pródigo. Que no me malinterpreten, siempre es un regocijo que una oveja vuelva al redil,pero tras tantos años resultaba a veces desalentador que la misma historia ocurriese una y otra vez sin la posibilidad de evitar esa etapa intermedia de ceguera.

-Venga, no resoples, ¡intenta entenderme! -Su mirada se crispó durante unos segundos pero, con una sacudida de cabeza, su mirada volvió a estar limpia y abrió sus brazos para explicarse mejor.- Imagina que lo que sea que haya ''Más allá'' es un océano inmenso -se paró a mirarme fijamente-. Imagínalo de verdad. Imagina un puto océano que está en la cara oculta de la materia, y que cada una de las religiones que ha habido simplemente eran ríos. Tenían parte de ''la Verdad'', -volvió a hacer unas comillas en el aire dramatizadas aún más por sus uñas negras descascarilladas-; tenían desde luego parte de razón porque también están hechos de agua, como lo que sea que haya en el Océano, pero no dejan de ser solo una parte pequeña para que el ser humano se atreva a navegarlos. Imagina que Buddha, Jesús, Mahoma, Platón o quien sea, eran simples barqueros que intentaban llevar a la gente de la orilla a otro sitio, y que la gente a la que le daba miedo subirse a la barca se preocupó de llenar botellas de agua y dárselas a la gente camuflando sus intereses para que se quedaran en Tierra y poder seguir explotándoles en base a su propio miedo.

Qué muchacha tan engreída, mezclando conceptos religiosos y filosóficos para intentar definir su incomprensión del mundo.

-Has estado leyendo mucho a Dan Brown últimamente, ¿verdad?

----
Pensaba hacerlo más largo pero últimamente no consigo escribir por entero ningún cuento porque la Universidad me ahoga, tengo mil inicios de historias y al final no subo nada al blog así que bueno, algún día lo acabaré, espero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario