sábado, 19 de noviembre de 2016

Me duelen las encías

De un soplo bórrame de la existencia,
-de un soplo-; que he perdido la paciencia
por no entender ni a mi conciencia;
desdeña ya mi presencia, ¡con contundencia!

Es que en esto de la dependencia
es difícil actuar con coherencia
así que recompón tu esencia:
descubre que en realidad no tienes carencias;
no hay demencia, ni estridencia,
tampoco violencia... ¡no eres ninguna penitencia!
Así te digo, como sugerencia,
encauza tu coeficiencia
que dentro de ti tienes elocuencia,
inocencia, efervescencia...
A la obediencia ofrécele resistencia.

En consecuencia,
que si volvemos a la latencia
que sea con aquiescencia,
y queden lejos, muy lejos, las condolencias.
¡Adiós decadencia!

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